14 de agosto de 2009

El destino del prepucio de Jesucristo


Un estudio llamado «La circuncisión de Jesucristo» provee de un nuevo sentido a las investigaciones académicas interdisciplinarias. En este caso, la urología une sus fuerzas con la teología. El estudio, publicado en mayo del 2007 en el JOURNAL OF UROLOGY, la publicación estadounidense que todo especialista en este campo debe consultar, se centra en qué pasó con el prepucio de Jesús durante y especialmente después de los tiempos bíblicos.

El autor principal, Johan J. Mattelaer, dota de una amplia perspectiva a este asunto tan específico. Mattelaer, ex presidente de la Oficina de Historia de la Asociación Europea de Urología en Kortrijk, Bélgica, y profesor emérito de Psiquiatría en la Universidad de Columbia Británica en Vancouver, Canadá, escribió tiempo atrás un libro llamado EL FALO EN EL ARTE Y LA CULTURA.

Para el estudio sobre la circuncisión de Jesús, Mattelaer y sus colegas Robert A. Schipper y Sakti Das hurgaron en un acervo de dos mil años de escritos religioso-falocéntricos, pinturas, esculturas, música y debates teológicos. Hay abundante arte, explican, pero «parece paradójico que artistas cristianos no circuncidados crearan tantas imágenes relacionadas con la crucifixión de Jesús en pintura y escultura. Sólo en Bélgica hay una lista de cincuenta y cuatro trabajos relativos a la crucifixión en iglesias, museos y edificios públicos, incluyendo pinturas, grisalla, frescos, estatuas, retablos, vitrales y piedras angulares». Los iconos de las iglesias ortodoxas rusa y griega, señalan, a menudo contienen imágenes de la circuncisión.

Los músicos han producido sólo unos cuantos trabajos. El más prominente es la MISSA CIRCUMCISIONIS DOMINI NOSTRI JESU CHRISTI (‘Misa por la Circuncisión de Nuestro Señor Jesucristo’), compuesta por Jan Dismas Zelenka de Dresde en 1728.

Iglesias, museos, cruzados y reyes buscaron tener y controlar el verdadero prepucio. El estudio señala que «el erudito dominicano AV Müller, quien escribía en 1907, podía hacer una lista con no menos de trece ubicaciones separadas, todos las cuales reclamaban poseer el prepucio sagrado. Hemos podido extender esta lista a veintiún iglesias y abadías, que en uno u otro momento fueron conocidas por haber poseído el prepucio de Cristo».

El estudio también consigna que el rey Enrique V robó el «artículo original» –así calificado por el papa Clemente VII– de los franceses en 1422 y que «los monjes de Chartres sólo pudieron recuperarlo con gran dificultad».

Muchos teólogos también dedicaron sus vidas al prepucio. Existen dos casos emblemáticos. Santa Catalina de Siena (1347-1380), para simbolizar su matrimonio con Cristo, «fue conocida por usar el prepucio de Jesús como anillo en el dedo». Una generación antes, la monja austriaca Agnes Blannbekin «llevó una vida dedicada al prepucio de Jesús». El estudio dice: «Estaba obsesionada por la pérdida de sangre y el dolor que el Redentor había padecido durante la circuncisión. En una ocasión, emocionada hasta las lágrimas por la idea de este sufrimiento, sintió de pronto la presencia del prepucio en su lengua».

El estudio reproduce una pintura de 1523 de Santa Catalina y su anillo, pero, quizá en atención al gusto de estos días, no ofrece imágenes de Agnes Blannbekin.

ETIQUETA NEGRA

AÑO 8 - NÚMERO 73


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