25 de noviembre de 2008

Se fue la copa, pero queda la esperanza


Quizá algunos nunca olvidarán lo que pasó el 21 de noviembre en la cancha del colegio San Ignacio. La Facultad de Comunicación, “la verde”, llegaba por segunda vez consecutiva a una final de fútbol de las ya conocidas Olimpiadas UDEP. Para esta ocasión se batiría a duelo contra la Facultad de Ingenería.

La hora de la verdad había llegado. Después de haber dejado en mitad de camino a la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, era el turno de los ingenieros. Se respiraba un aire de optimismo entre los jugadores. Comunicación vestía una camiseta de color blanco, con mangas y dorsal verde. Uno a uno los comunicadores fueron saltando al campo y ubicándose en sus respectivas posiciones. El árbitro daba inicio al partido.

Comunicación tenía la pelota, Ingenería se dedicaba a presionar las salidas. Los minutos pasaban y los ingenieros comenzaban atacar por la banda izquierda, la defensa verde resistía los ataques y trataba de salir jugando por el centro. Cuando el trámite del partido era parejo, un pelotazo hacia al área, da en la mano de un jugador de Ingenería y el árbitro sanciona la pena máxima. Penal a favor de la Facultad de Comunicación al minuto 14, el encargado de patearlo fue el 10, Diego Castagnino y con eso se abriría el marcador.

Después del gol, “la verde” manejaba las acciones, los ingenieros no llegaban al arco contrario con claridad. Faltando pocos minutos para que termine el primer tiempo, una desconcentración de la defensa de Comunicación, trajo como consecuencia el empate de Ingenería. El árbitro, hasta ese momento de buena actuación, hizo sonar su silbato y dio por concluida la primero parte.

En el descanso, el técnico de “la verde”, Luis Miguel Absi, daba las indicaciones a sus dirigidos, pedía concentración y claridad en la marca. Todo el gasto lo había hecho la Facultad de Comunicación, por eso, el cansancio se notaba en la cara de sus jugadores.

En el segundo tiempo, Ingenería salió con todo para ganar el partido. Comunicación resistía las constantes subidas de los ingenieros. Una montonera en el área verde confundió al árbitro, el cual sancionó penal a favor de los ingenieros. Este penal realmente no existió, ya que el jugador de la Facultad de Ingenería, se dejo caer al leve contacto con el defensa verde. El partido se puso a favor de Ingenería por 2-1, y parecía que el árbitro también.

La tribuna, enardecida por el fallo del árbitro, gritaba a viva voz “Arbitro Ingeniero”. Comunicación se fue con todo al ataque, dejando sólo tres hombres en la defensa. Esto trajo como consecuencia el tercer gol de Ingenería. Minutos después la polémica se desataría, una agresión clara en contra de un jugador de “la verde”, la cual no fue cobrada por el réferi, indigno a los jugadores, cuerpo técnico e hinchas de la Facultad de Comunicación. El actuar del árbitro, daba mucho que desear y hacía pensar en una posible confabulación entre este y el equipo de los ingenieros.

Comunicación intentaba igualar las acciones, ahora sabía que tenía que jugar contra doce, once jugadores de Ingenería, más el árbitro del partido. Poco a poco la desesperación se apoderaba de los comunicadores, esto se veía reflejado en los problemas que tenían para salir jugando, no eran claros con la pelota en los pies. Llegó el cuarto gol de los Ingenieros, y con ello se fueron todas las posibilidades de remontar el marcador adverso. A pesar de eso “la verde” nunca bajo los brazos, y como premio a esa garra llegó el segundo gol de Comunicación por intermedio del 9, Alfio Vignolo. El resultado ya no se movería más, la Facultad de Ingenería, con un poco de ayuda del árbitro, ganó la final de fútbol de las Olimpiadas UDEP 2008.

La pena y el malestar se hacían presentes en los jugadores de Comunicación. Dejaron todo en la cancha, pero no fue suficiente. El cuerpo técnico y las personas que acompañaron a este equipo, quedaron desconsoladas. “Se perdió luchando” decían algunos. Siempre hay que ver el lado bueno de las cosas, el equipo de la selección de fútbol de la Facultad de Comunicación, en su mayoría está formado por cachimbos, a los cuales les queda un largo camino por recorrer y varias olimpiadas por disputar.

2 de noviembre de 2008

Por amor al "poto"

Llegó a Piura como periodista deportivo para cubrir los partidos de su selección
que disputaba el mundial de fútbol sub-17, pero lo que nunca pensó al salir de su país
es que se enamoraría de un "poto" piurano que lo haría quedarse
para siempre

Su morena figura no pasa desapercibida, cuando camina por las calles del mercado de Piura la gente lo saluda y una que otra piurana coqueta le sonríe ya que se trata de un hombre que supo ganarse el cariño de la gente con su trabajo fuerte e incansable. Este hombre se llama Yusuf Ceesay.

Yusuf Ceesay con sus 25años de edad es natural de Gambia, un país del África occidental, de religión musulmana, es amante del fútbol y periodista deportivo de profesión. Él llegó al Perú el 20 de octubre del 2005 como parte del grupo de gambianos que aterrizó en Piura para apoyar a su país en el torneo de fútbol sub-17. A partir de entonces comienza la historia de un africano que se negó regresar a su país porque se enamoró de la Tierra de los Algarrobos.

Al pisar suelo piurano, decidió salir a conocer la ciudad. Cuenta que el primer lugar que visitó fue el mercado central de Piura; paseando por sus pasillos conoció al rey del chifle Noé Jiménez, el cual le propuso trabajo con un incentivo económico que lo haría aceptar inmediatamente, "te ofrezco el doble de lo que ganas en tu país” esas fueron las palabras mágicas que hicieron brillar los ojos de nuestro amigo. Ese mismo día, Yusuf salió con su nuevo jefe a conocer más de la ciudad, fue en esta salida donde probó el néctar de los dioses Incas: La chicha. Su sabor lo cautivó y confesó también que fue uno de los motivos por los que se quedó. .Yusuf se enamoró de esta tierra, donde la chicha se toma en poto y del eterno calor.

La selección de Gambia había perdido contra Holanda y era hora de regresar. Cuando Yusuf les dijo a sus amigos que no iba a volver con ellos a su país, estos lo tildaron de loco. "Mis amigos me dijeron que estaba loco, que cómo iba a dejar mi trabajo y mi familia para quedarme en un país al que consideran peligroso y podían matarme". Pero esas palabras no fueron suficientes para convencer a Yusuf.

E1 africano comenzó como ayudante del rey del chifle, donde pasó cinco meses de su vida. Su espíritu de superación lo llevó a emprender una nueva aventura. Quería tener su negocio propio así que compró una carretita y comenzó a vender jugos por todos los rincones del mercado central. Ahorró el dinero de sus ganancias y con eso decidió viajar al Ecuador.

La experiencia en Ecuador no fue para él agradable, inmediatamente unos policías lo llevaron preso por ser indocumentado. Estuvo once meses en la cárcel. Sus amigos que había dejado en Piura lo ayudaron a salir de prisión. Obtuvo el certificado provisional de refugio y trabajó durante tres meses más en Ecuador. Pero esa vida no le gustaba ya que los únicos amigos que tenía eran los que conoció en la cárcel, quienes al salir en libertad, volvían a lo mismo. Su mentalidad progresista lo hizo regresar al Perú ya que sabía que si se quedaba podía caer en el mal camino.

En julio del 2007, ya de regreso a Piura, buscó a los amigos que lo habían ayudado a salir de la cárcel y estos le consiguieron un trabajo en un puesto de comida en el mercado central. En este trabajo le iba muy bien, guardaba todo lo que ganaba porque lo único que le pasaba por la mente era tener su negocio propio, hasta que lo logró.

Yusuf en los meses de verano inauguró su propio negocio. Es así que ahora en plena avenida principal de Piura, la Grau, se encuentra la única cebichería atendida por un africano neto. "Todos los días trabajamos incansablemente" dice Yusuf. “El africano” atiende todos los días, su lista de platos es muy variada, desde cebiches hasta anticuchos, desde cerveza hasta chicha en poto. Es así como Yusuf se gana la vida honradamente.

En un futuro no muy lejano Yusuf quiere formar una familia "Quiero tener un piuranito" confesó, "para que sea alcalde de Piura". Existen muchas personas en este país que desesperadas por mejoras económicas salen a buscar en nuevas tierras las soluciones a sus problemas; Yusuf Ceesay, decidió quedarse y vivir eternamente en la ciudad del eterno calor.