8 de julio de 2008


Sus holgados pantalones tenían más parches y remiendos que tela original. Estaban precariamente sostenidos por dos tiras de tela que hacían las veces de tirantes, terciadas sobre una vieja y descolorida playera en la que también predominaban los parhes y los remiendos. Calzaba un par de zapatos de llamado tipo "marinero" que evidentemente habían pertenecido a un adulto. Pero lo más característico de su atuendo era la vieja gorra con orejeras, las que en tiempo de frío le debían haber sido de no poca utilidad, pero que cuando lo conocí, en pleno verano, no hacían sino acentuar lo grotesco de su figura.

del libro de Roberto Gómez Bolaños "El Diario de EL CHAVO DEL OCHO"

3 comentarios:

solange dijo...

ok lo admito soy admiradora de roberto gomez bolaños me parece un genio humoristico y el chavo es sin duda una obra de arte leere el libro lo prometo parece q tiene mucho que prometer .... arriba el chavo!!!

Anónimo dijo...

he visto el chavo desde que tengo uso de razón y me a hecho reir muchas veces ,sobre todo, el episodio en Acapulco.

Anónimo dijo...

Bueno de niño me gustaba verlo, al estar en mi casa sin nada q hacer, pero ahora en evrdad me parece algo estupido; sin embargo no le quito merito al creador, pues de chico la mayoria somos inmaduros y al verlo de grande nuevamente te podras dar cuenta si has logrado evolucionar algo en too ese tiempo XD.