16 de agosto de 2008

La Mejor de las Noches


Yo estaba en el cole. Llegando a casa el olor del tuco de los tallarines de mi abuela se fundía con un aroma carrasposo y extrañamente simpático. Era como exceso de laurel en la comida, o quizás exceso de orégano, era alguna hierba. Lo sabía. Sin embargo no advertí el gesto estúpido de mi tío al saludarme, supuse una mala noche. Ahora sé que estaba Stone.

Luego del tan casero acercamiento terminé por creer que lo de él (mi tío) no era una adicción como las de los reportajes, sino un pasatiempo de huevón desempleado y graduado sin tesis. Contrariamente a lo que se pueda pensar, mi acercamiento no fue más que eso, un acercamiento sin contacto.

No obstante tanta teoría sobre bayer, incluidos los efectos y las contraindicaciones, el hecho de viajar al extranjero y conocer, convivir y comer con los olores de la última gota de heroína del vecino mexicano o el químico hedor de la botella del ácido más barato de todo Brooklyn, no pude contenerme cuando supe que ahora, en el carro blanco de Tuto, yo y cuatro de mis buenos amigos íbamos a comprar coca en Arequipa.

-Mierda – dije. -Ahora si que están cagados. Luego de un minuto de ver sus caras de perros relamiéndose los labios entendí que el comentario era mío. De un pobre imbécil que sólo fumaba tabaco rubio de 3 soles la cajetilla. –No jodas pues, si quieres te embarcamos en un taxi- balbuceó El Chino, todavía un poco tocado por el último porro. Mientras Julio me pasaba el vaso a medio llenar con una maestría digna de todo borracho, yo trataba de disfrutar el viaje nocturno, comentando huevadas, sacando la cabeza por la ventana, encendiendo otro cigarrillo o piropeando a las putas de San Camilo.

Los momentos de tensión llegaron cuando contábamos la quinta vuelta a la misma manzana con la esperanza de que algún pastrulo se acercara a ofrecernos su producto. En un instante pensé que hace algún tiempo yo había caminado por esa calle en busca de repuestos para mi bicicleta, pero eso no interesaba. La cuestión era mirar bien para ver si algún trulo vendía por esa zona. Cansados de girar en O decidimos bajar la marcha y tomar la esquina de la independencia con IV centenario, yendo despacito como para no espantar y anunciarnos como compradores. –Que chucha quieren?, no son chavos?- dijo la babosa dealer asustada pensando que éramos tombos. Que cojuda. – No, no somos chavos, dame 4 ligas –dijo Tuto, poniendo la cara de malo necesaria para la ocasión. –Ya pe, 35 lucas, es buena, qué no conoces acaso?- seguía la tía ya un poco empinchada por la mala cara de Tuto (que obviamente no se sentía estafado sino ansioso por prenderse con la merca). Luego del trato, y ya de regreso a su posición de venta la tía gritó que si nos gustaba volviéramos, cosa que sirvió como distención de tan bravo momento.

Con la coca lista para preparar y la marihuana cayéndose de la guantera abierta, no supe qué pensar. ¿Cómo iban a hacer? –Esto se fuma en lolas pe gordito, las ricas lolas, después de tiempo me fumo una. Dijo Toño peligrosamente emocionado por la compra y pegándola de profe. Las lolas vienen a ser cigarros, wiros o tronchos rellenos de yerba y coca. Tuto les dice mixtos, pero la generalidad de ese nombre hace que “lola” sea la definición perfecta para la pendeja mezcla.

Uno a uno fueron desdoblando los quetes, mientras decidían en qué parque estacionarse. Ya apagadas las luces del carro nada detuvo la pelea por prender el primero, hasta que Tuto, dijo que él lo había armado y que no jodan más. Con la misma rapidez con la que armaron las lolas, fueron quedándose callados y los grillos se escuchaban casi tanto como la brasa de mi penúltimo cigarro. Pensé que la droga era perfecta, no soportaba más a todos idiotas y borrachos hablando de sus novias y del melgar. Vi cómo Caparó se doblaba, y no de frío y cómo Tuto miraba al cielo pero dentro del auto. Nada que decir, no era uno de ellos y en cierto punto eso me reventaba. Pensaba en cómo llegarían a sus casas, en el perro que meaba la cabina del guachimán ya dormido y en que todavía no había terminado de empacar todo para el vuelo de regreso a Piura.

Cerré la botella de whisky y la dejé al lado de la vereda, ya vacía y con mi último cigarro quemado adentro. Sin querer despedirme de ellos aún drogados, esperé lo necesario para decirles chau consientes, yo vivía a pocas calles, el camino era alumbrado y tomaba menos de media hora. Un abrazo mal dado al Chino fue lo último que hice aquella noche en ese parque. De regreso a casa, recordaba que en la mañana estuve hablando de drogas con mi vieja. Yo me reía entonces y me río ahora. Mis buenos amigos, mis queridos fumones.


Santiago Gómez Pariente 3año F-COM

5 comentarios:

solange dijo...

Leí con mi amiga y lo terminó antes q yo, talvez porq lee más rápido o talvez porq yo trate de concentrarme más para no perderme....

... el conflicto de los jóvenes por probar la droga, por ser buenos hijos, porq no ser aguafiestas y añadir el quedar bien con uno mismo, carece de esas descripciones viajeras, sin embargo se me hizo fácil el transportarme al contexto en el q se desarrolla....... casi lo puedo

Crónica local de drogas, tema malgastado por la sutileza y a veces lastimado por la hosquedad, pero el irreverente lenguaje usado le dio el toque de lo inusual o al menos para mí y de la poca experiencia que tengo con ello (periodismo gonzo), en un año talvez dos te daré un mejor comentario….

De algo tan común, como la historia de amigos que desean vivir a full en el mundo de las drogas, se puede sacar una visión angular que no lo ve otra persona, como yo, he leído historias, visto reportajes, etc. Pero me hiciste sumergirme en el mundo interno de un joven con el dilema moral de seguir a la amistosa probada o seguir siendo el pequeño niño, nunca he tenido ese dilema pero parece que no es difícil el sentirlo a flor de piel….

Anónimo dijo...

Extraordianrio, los conflictos con la droga, son cada vez mas duros, pero la realida es q son mas proximos a nosotros, solo debemos enfrentarlos!!
y esto es parte de la realidad.
may!!

Mo dijo...

yo t llevare a rehab..y sera en el centro en el que este tmb la winehouse! MINIMO! te extraño Santi

Jota dijo...

que la heroína huele?

Santiago Gómez y Frank Córdova dijo...

claaaro, cuando se kema en la cuchara huele como pintura fresca, sino pregúntale a los pistols. wow!