2 de enero de 2011

pasión en secreto



Ella sentada en una cantina, de esas donde hay sólo un baño y donde el agua se hace extrañar, lloraba la muerte del quien en vida fue Manuel Mendoza, su amante. Acompañada de una cerveza bien al polo recordaba lo intenso que fueron los encuentros con Manuel. Las lágrimas corrían por el rostro de ella, no se contenía. Un vaso, dos vasos, tres; una cerveza, cuatro botellas, poco a poco el alcohol invadía su cuerpo y su mente. Los recuerdos comenzaban a nadar.